Mil cascaras de cucarrones convertidos en cuatrocientas flores sobre vidrio molido.
Foto: Oscar Monsalve
Flores de invierno no es una alternativa ambiental, o una propuesta económica, ni mucho menos una solución social, simplemente son flores hechas para los muertos, que trae consigo la siembra de caña de azúcar aquí en el valle del cauca-Colombia y en cualquier territorio elegido para diseminar los monocultivos que dan cuenta de la destrucción de la flora y la fauna nativa, la persistencia en la esclavitud y la degradación ambiental, reafirmando que con estas sustracciones ya no se vive, se agoniza.
Galería casas Riegner.
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